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Desde 1998 llevo estudiando textos de Brujería, Satanismo medieval y Demonología, simbología y todo lo relacionado con ello y con todo el Esoterismo Oscuro, Botánica Oculta, fenómenos paranormales... Tras varios años estudiando estos temas, se observa todo un nuevo mundo que se abre ante nosotros, traído por el mismísimo Ángel Caído.

Malleus Maleficarum: El inicio de la rebelión

20/3/11

Carl Sagan

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Este texto escrito por Carl Sagan nos cuenta los orígenes del Maellus Maleficarum y sus terribles consecuencias en toda Eurpoa y, posteriormente, en Estados Unidos, llevadas a cabo por la iglesia católica y protestante. Esta parte de la historia humana (occidental) no debe ser olvidada, y es por eso que la incluyo en El Baúl.
Maikel, septiembre de 1999.

[...]

La obsesión con los Demonios empezó a alcanzar un crescendo cuando, en su famosa Bula de 1484, el papa Inocencio VIII declaró:
"Ha llegado a nuestros oídos que miembros de ambos sexos no evitan la relación con -Ángeles Malos, Íncubos y Súcubos, y que, mediante sus Brujerías, Conjuros y Hechizos sofocan, extinguen y echan a perder los alumbramientos de las mujeres. Además de generar otras muchas calamidades."
Con esta bula, Inocencio inició la acusación, tortura y ejecución sistemática de incontables "Brujas" de toda Europa. Eran culpables de lo que Agustín había descrito como "una asociación criminal del mundo oculto". A pesar del imparcial "miembros de ambos sexos" del lenguaje de la bula, las perseguidas eran principalmente mujeres jóvenes y adultas.
Muchos protestantes importantes de los siglos siguientes, a pesar de sus diferencias con la Iglesia católica, adoptaron puntos de vista casi idénticos. Incluso humanistas como Desiderio Erasmo y Tomás Moro creían en Brujas.
"Abandonar la Brujería - decía John Wesley, el fundador del metodismo- es como abandonar la Biblia."
William Blackstone, el célebre jurista, en sus Comentarios sobre las leyes de Inglaterra (1765), afirmó:
"Negar la posiblidad, es más, la existencia real de la Brujería y la Hechicería equivale a contradecir llanamente el mundo revelado por Dios en varios pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento."
Inocencio ensalzaba a "nuestros queridos hijos Henry Kramer y James Sprenger" que, "mediante Cartas Apostólicas, han sido delegados como Inquisidores de esas depravaciones heréticas". Si las "abominaciones y atrocidades en cuestión se mantienen sin castigo", las almas de las multitudes se enfrentan a la condena eterna.
El papa nombró a Kramer y Sprenger para que escribieran un estudio completo utilizando toda la artillería académica de finales del siglo XV. Con citas exhautivas de las Escrituras y de eruditos antiguos y modernos, produjeron el Malleus Maleficarum, "El Martillo de las Brujas", descrito, con razón, como uno de los documentos más aterradores de la historia humana. Thomas Ady, en Una vela en la oscuridad, lo calificó de "doctrinas e invenciones infames", "horribles mentiras e imposibilidades" que servían para ocultar "su credulidad sin parangón a los oídos del mundo".
Lo que el Maellus venía a decir, prácticamente, era que, si a una mujer la acusan de Brujería, es que es Bruja.
La tortura es un medio infalible para demostrar la validez de la acusación. El acusado no tiene derechos. No tiene oportunidad de enfrentarse a los acusadores. Se presta poca atención a la posibilidad de que las acusaciones puedan hacerse con propósitos impíos: celos, por ejemplo, o venganza, o la avaricia de los inquisidores que rutinariamente confiscaban las propiedades de los acusados para su propio uso y disfrute. Su manual técnico para torturadores también incluye métodos de castigo diseñados para liberar los Demonios del cuerpo de la víctima antes de que el proceso la mate. Con el Malleus en mano, con la garantía del aliento del papa, empezaron a surgir inquisidores por toda Europa.
Rápidamente se convirtió en un provechoso fraude. Todos los costes de la investigación, juicio y ejecución reacían sobre los acusados o sus familias; hasta las dietas de los detectives privados contratados para espiar a la Bruja potencial, el vino para los centinelas, los banquetes para los jueces, los gastos de viaje de un mensajero enviado a buscar a un torturador más experimentado a otra ciudad, y los haces de leña, el alquitrán y la cuerda del verdugo. Además, cada miembro del tribunal tenía una gratificación por Bruja quemada. El resto de las propiedades de la Bruja condenada, si las había, se dividían entre la Iglesia y el Estado. A medida que se institucionalizaban estos asesinatos y robos masivos y se sancionaban legal y moralmente, iba surgiendo una inmensa burocracia para servirla y la atención se fue ampliando desde las Brujas y viejas pobres hasta la clase media y acaudalada de ambos sexos.
Cuantas más confesiones de Brujería se conseguían bajo tortura, más difícil era sostener que todo el asunto era pura fantasía. Como a cada "Bruja" se la obligaba a implicar a algunas más, los números crecían exponencialmente. Constituían "pruebas temibles de que el Diablo sigue vivo", como se dijo más tarde en América en los juicios de las Brujas de Salem. En una era de credulidad, se aceptaba tranquilamente el testimonio más fantástico: que decenas de miles de Brujas se habían reunido para celebrar un aquelarre en las plazas públicas de Francia, y que el cielo se había oscurecido cuando doce mil de ellas se hecharno a volar hacia Terranova.
En la biblia se aconsejaba: "No dejarás que viva una Bruja." Se quemaron legiones de mujeres en la hogera. (1) Y se aplicaban las torturas más horrendas a toda acusada, joven o vieja, una vez los curas habían bendecido los instrumentos de tortura.
Inocencio murió en 1492, tras varios intentos fallidos de mantenerlo con vida mediante transfusiones (que provocaron la muerte de tres jóvenes) y amamantándose del pecho de una madre lactante. Le lloraron sus amantes y sus hijos.
En Gran Bretaña se contrató a buscadores de Brujas, también llamados "punzadores", que recibían una buena gratificación por cada chica o mujer que entregaban para su ejecución. No tenían ningún aliciente para ser cautos en sus acusaciones. Solían buscar las "marcas del Diablo" - cicatrices, manchas de nacimiento... - que, al pincharlas con una aguja, no producían dolor ni sangraban. Una simple inclinación de la mano solía producir la impresión de que la aguja penetraba profundamente en la carne de la Bruja. Cuando no había marcas visibles, bastaba con las "marcas invisibles". En las galeras, un punzador de mediados del siglo XVII "confesó que había causado la muerte de más de doscientas veinte mujeres en Inglaterra y Escocia por el beneficio de veinte chelines la pieza". (2)
En los juicios de Brujas no se admitían pruebas atenuantes o testigos de la defensa. En todo caso, era casi imposible para las Brujas acusadas presentar buenas coartadas; las normas de las pruebas tenían un carácter especial. Por ejemplo, en más de un caso el marido atestiguó que su esposa estaba durmiendo en sus brazos en el preciso instante en que la acusaban de estar retozando con el diablo en un aquelarre de brujas; pero el arzobispo, pacientemente, explicó que un Demonio había ocupado el lugar de la esposa. Los maridos no debían pensar que sus poderes de percepción podían exceder los poderes de engaño de Satanás. Las mujeres jóvenes y bellas eran enviadas forzosamente a la hoguera.
Los elementos eróticos y misóginos eran fuertes... Como puede esperarse de una sociedad reprimida sexualmente, dominada por varones, con inquisidores procedentes de la clase de los curas, nominalmente célibes... En los juicios se prestaba atención minuciosa a la calidad y cantidad de los orgasmos en las supuestas copulaciones de las acusadas con los Demonios o el Diablo - aunque Agustín estaba seguro de que "no podemos llamar fornicador al Diablo" - y a la naturaleza del "miembro" del Diablo (frío, según todos los informes).
Las "marcas del diablo" se encotraban "generalmente en los pechos o partes íntimas", según el libro de 1700 de Ludovico Sinistrani. Como resultado, los inquisidores, exclusivamente varones, afeitaban el vello púbico de las acusadas y les inspeccionaban cuidadosamente los genitales. En la inmolación de la joven Juana de Arco a los veinte años, tras habérsele incendiado el vestido, el verdugo de Ruán apagó las llamas para que los espectadores pudieran ver "todos los secretos que puede o debe haber en una mujer".
La crónica de los que fueron consumidos por el fuego sólo en la ciudad alemana de Wurzburgo en el año 1598 revela la estadística y nos da una pequeña muestra de la realidad humana:
El administrador del senado, llamado Gering; la anciana señora Kanzler; la rolliza esposa del sastre; la cocinera del señor Mengerdorf; una extranjera; una mujer extraña; Baunach, un senador, el ciudadano más gordo de Wurtzburgo; el antiguo herrero de la corte; una vieja; una niña pequeña, de nueve o diez años; su hermana pequeña; la madre de las dos niñas pequeñas antes mencionadas; la hija de Liebler; la hija de Goebel, la chica más guapa de Wurtzburgo; un estudiante que sabía muchos idiomas; dos niños de la iglesia, de doce años de edad cada uno; la hija pequeña de Stepper; la mujer que vigilaba la puerta del puente; una anciana; el hijo pequeño del alguacil del ayuntamiento; la esposa de Knertz, el carnicero; la hija pequeña del doctor Schultz; una chica ciega; Schwartz, canónigo de Hach...
Y así sigue.
Algunos recibieron una atención humana especial: "La hija pequeña de Valkenberg fue ejecutada y quemada en la intimidad". En un solo año hubo veintiocho inmolaciones públicas, con cuatro a seis víctimas de promedio en cada una de ellas, en esta pequeña ciudad. Era un microcosmos de lo que ocurría en toda Europa. Nadie sabe cuántos fueron ejecutados en total: quizá cientos de miles, quizá millones. Los responsables de la persecución, tortura, juicio, quema y justificación actuaban desinteresadamente. Sólo había que preguntárselo.
No se podían equivocar. Las confesiones de Brujería no podían basarse en alucinaciones, por ejemplo, o en intentos desesperados de satisfacer a los inquisidores y detener la tortura. En este caso, explicaba el juez de Brujas Pierre de Lancre (en su libro de 1612, [align=center]Descripción de la inconstancia de los ángeles malos[/align]), la Iglesia Católica estaría cometiendo un gran crimen por quemar Brujas. En consecuencia, los que plantean estas posibilidades atacan a la Iglesia y cometen ipso facto un pecado mortal. Se castigaba a los críticos de las quemas de Brujas y, en algunos casos, también ellos morían en la hoguera. Los inquisidores y torturadores realizaban el trabajo de Dios. Estaban salvando almas, aniquilando a los Demonios.
Desde luego, la Brujería no era la única ofensa merecedora de tortura y quema en la hoguera. La herejía era un delito más grave todavía, y tanto católicos como protestantes la castigaban sin piedad. En el siglo XVI, el erudito William Tyndale cometió la temeridad de pensar en traducir en Nuevo Testamento al inglés. Pero, si la gente podía leer la Biblia en su propio idioma en lugar de hacerlo en latín, se podría formar sus propios puntos de vista religiosos independientes. Podrían pensar en establecer una línea privada con Dios sin intermediarios. Era un desafío para la seguridad del trabajo de los curas católicos romanos. Cuando Tyndale intentó publicar su traducción, le acosaron y persiguieron por toda Europa. Finalmente le detuvieron, le pasaron a garrote y después, por añadidura, le quemaron en la hoguera. A continuación, un grupo de pelotones armados fue casa por casa en busca de ejemplares de su Nuevo Testamento ( que un siglo después sirvió de base de la exquisita traducción inglesa del rey Jacobo). Eran cristianos que defendían piadosamente en cristianismo impidiendo que otros cristianos conocieran las palabras de Cristo. Con esta disposición mental, este clima de convencimiento absoluto de que la recompensa del conocimiento era la tortura y la muerte, era difícil ayudar a los acusados de Brujería.
La quema de Brujas es una característica de la civilización occidental que, con alguna excepción política ocasional, declinó a partir del siglo XVI. En la última ejecución judicial de Brujas en Inglaterra se colgó a una mujer y a su hija de nueve años. Su crimen fue provocar una tormenta por haberse quitado las medias.
En nuestra época es normal encontrar Brujas y Diablos en los cuentos infantiles; la iglesia católica y otras iglesias siguen practicando exorcismos de Demonios, y los defensores de algún culto todavía denuncian como Brujería las prácticas rituales de otro. Todavía usamos la palabra "pandemonium" - literalmente, "todos los Demonios" -. Todavía se califica de Demoníaca a una persona enloquecida o violenta (hasta el siglo XVIII no dejó de considerarse la enfermedad mental en general como adscrita a causas sobrenaturales; incluso el insomnio era considerado un castigo infligido por Demonios). Más de la mitad de los norteamericanos declaran en las encuestas que "creen" en la existencia del Diablo, y el diez por ciento dicen haberse comunicado con él, como Martin Luther afirmaba que hacía con regularidad. En un "manual de guerra espiritual", titulado Prepárate para la guerra, Rebecca Brown nos informa de que el aborto y el sexo fuera del matrimonio, "casi siempre resultan en Infestación Demoníaca"; y que la "música rock no 'surgió poruqe sí', sino que era un plan cuidadosamente elaborado por el propio Satanás". A veces, "sus seres queridos están cegados y dominados por tendencias diabólicas". La Demonología todavía sigue formando parte de muchas creencias serias...
Sacado de el libro de Carl Sagan , El mundo y sus demonios, título original The demond-Haunted World, páginas 139-144 de la edición castellana. Copiado del libro a html por Maikel.


(1)Por lo visto, la Santa Inquisición adoptó este tipo de ejecución para acatar literalmente una frase bien intencionada de la ley canónica ( Concilio de Tours, 1163): "La iglesia abomina del derramamiento de sangre".
(2)En el tenebroso terreno de los cazadores de recompensas e informadores a sueldo, la corrupción vil suele ser la norma, en todo el mundo y a lo largo de toda la historia humana. Para tomar un caso al azar, en 1994, a cambio de una cantidad, un grupo de inspectores de correos de Cleveland USA, decidió actuar en secreto para descubrir a delincuentes; a continuación inventaron casos penales contra treita y dos trabajadores de correos inocentes.




¿Habéis visto hasta dónde llegó el odio del negocio inquisitorial?
A cualquiera se le revolverían las tripas con semejantes lecturas... Pero hay que pensar que hasta no hace mucho, la barbarie era algo natural, como en la naturaleza... Lo que pasa que en la naturaleza se mata para sobrevivir... El ser humano aprendió a disfrutar torturando a sus semejantes de más de mil formas más o menos refinadas.

Y hasta aquí la intro... Un texto duro, pero veraz.
Ahora un vistazo al inicio del Malleus Maleficarum. Espero que lo disfrutéis...

El Malleus Maleficarum empieza así. Lo expongo para que, aunque os parezca aburrido, veáis el alcance y el origen de tanta barbarie... Y la posterior Rebelión contra todo lo relacionado con el cristianismo, que está perdiendo las riendas de su prolífico y rentable rebaño...


 
PRÓLOGO


El más famoso de todas los libros sobre Brujería, el Malleus Maleficarum (El Martillo de las Brujas) fue escrito en 1486 por dos monjes dominicos. En el acto, y a lo largo de los tres siglos siguientes, se convirtió en el manual indispensable y la autoridad final para la Inquisición, para todos "los jueces, magistrados y sacerdotes, católicos y protestantes", en la lucha contra la Brujería en Europa. Abarcaba los poderes y prácticas de l@s Bruj@s, sus relaciones con el Demonio, su descubrimiento... La Inquisición, la hoguera, la tortura, mental y física, de la cruzada contra la Brujería: todo esto es conocido. Y detrás de cada uno de los actos sanguinarios se encontraba este libro, a la vez justificación y manual de instrucción. Para cualquier comprensión de la historia y naturaleza de la Brujería y el Satanismo, el Malleus Maleficarum es una fuente importante. Es la primera fuente a la que se debe recurrir.

Los AUTORES:

Heinrich Kramer nació en Schlettstadt, ciudad de la baja Alsacia, al sudeste de Estraburgo. A edad temprana ingresó en la Orden de Santo Domingo y luego fue nombrado Prior de la Casa Dominica de su ciudad natal. Fue predicador general y maestro de teología sagrada. Antes de 1474 se le designó Inquisidor para el Tirol, Salzburgo, Bohemia y Moravia.
Jacobus Sprenger nació en Basilea. Ingresó como novicio en la Casa Dominica de esa ciudad en 1452. Se graduó como maestro de teología y fue elegido Prior y Regente de Estudios del convento de Colonia. En 1480 se le eligió decano de la facultad de Teología de la Universidad. Y en 1488, Provincial de toda la Provincia Alemana.
Ambos fueron nombrados Inquisidores con poderes especiales, por bula papal de Inocencio VIII, para que investigasen los delitos de Brujería de las provincias del norte de Alemania. El Malleus Maleficarum es el resultado final y autorizado de esas investigaciones y estudios.



BULA DE INOCENCIO VIII


"Inocencio, Obispo, Siervo de los siervos de Dios, para eterna memoria Nos anhelamos con la más profunda ansiedad, tal como lo requiere Nuestro apostolado, que la Fe Católica crezca y florezca por doquier, en especial en este Nuestro día, y que toda depravación herética sea alejada de los límites y las fronteras de los fieles, y con gran dicha proclamamos y aun restablecemos los medios y métodos particulares por cuyo intermedio Nuestro piadoso deseo pueda obtener su efecto esperado, puesto que cuando todos los errores hayan sido desarraigados por Nuestra diligente obra, ayudada por la azada de un providente agricultor, el celo por nuestra Santa Fe y su regular observancia quedarán impresos con más fuerza en los corazones de los fieles. Por cierto, que en los últimos tiempos llegó a Nuestros oídos, no sin afligirnos con la más amarga pena, la noticia de que en algunas partes de la Alemania septentrional, así como en las provincias, municipios, territorios, distritos y diócesis de Magancia, Colonia, Tréveris, Salzburgo y Bremen, muchas personas de uno y otro sexo, despreocupadas de su salvación y apartadas de la Fe Católica, se abandonaron a Demonios, Íncubos y Súcubos, y con sus Encantamientos, Hechizos, Conjuraciones y otros execrables embrujos y artificios, enormidades y horrendas ofensas, han matado niños que estaban aún en el útero materno, lo cual también hicieron con las crías de los ganados; que arruinaron los productos de la tierra, las uvas de la vid, los frutos de los árboles; más aún, a hombres y mujeres, animales de carga, rebaños y animales de otras clases, viñedos, huertos, praderas, campos de pastoreo, trigo, cebada y todo otro cereal; estos desdichados, además, acosan y atormentan a hombres y mujeres, animales de carga, rebaños y animales de otras clases, con terribles dolores y penosas enfermedades, tanto internas como exteriores; impiden a los hombres realizar el acto sexual y a las mujeres concebir, por lo cual los esposos no pueden conocer a sus mujeres, ni éstas recibir a aquéllos; por añadidura, en forma blasfema, renuncian a la Fe que les pertenece por el sacramento del Bautismo, y a instigación del Enemigo de la Humanidad, no se resguardan de cometer y perpetrar las más espantosas abominaciones y los más asquerosos excesos, con peligro moral para su alma, con lo cual ultrajan a la Divina Majestad y son causa de escándalo y de peligro para muchos.
Y aunque Nuestros amados hijos Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger, profesores de teología de la orden de los Frailes Predicadores, han sido nombrados, por medio de Cartas Apostólicas, Inquisidores de estas depravaciones heréticas, y lo son aún, el primero en las ya mencionadas regiones de Alemania septentrional en las que se incluyen los ya citados municipios, distritos, diócesis y otras localidades específicas, y el segundo en ciertos territorios que se extienden a lo largo de las márgenes del Rín, no obstante ello, no pocos clérigos y laicos de dichos países tratan, con excesiva curiosidad, de enterarse de más cosas de las que les conciernen, y como en las ya aludidas cartas delegatorias no hay mención expresa y específica del nombre de estas provincias, municipios, diócesis y distritos, y dado que los dos delegados y las abominaciones que deberán enfrentar no se designan en forma detallada y especial, esas personas no se avergüenzan de aseverar, con la más absoluta desfachatez, que dichas enormidades no se practican en aquellas provincias, y que en consecuencia los mencionados Inquisidores no tienen el derecho legal de ejercer sus poderes inquisitoriales en las provincias, municipios, diócesis, distritos y territorios antes referidos, y que no pueden continuar castigando, condenando a prisión y corrigiendo a criminales convictos de las atroces ofensas y de las muchas maldades que se han expuesto. Por consiguiente, en las referidas provincias, municipios, diócesis y distritos, las abominaciones y enormidades de que se trata permanecen impunes, no sin manifiesto peligro para las almas de muchos y amenaza de eterna condenación.
Por cuanto Nos, como es Nuestro deber, Nos sentimos profundamente deseosos de eliminar todos los impedimentos y obstáculos que pudieren retardar y dificultar la buena obra de los Inquisidores, así como de aplicar potentes remedios para impedir que la enfermedad de la herejía y otras infamias den su ponzoña para la destrucción de muchas almas inocentes, y como Nuestro celo por la Fe nos incita a ello en especial, y para que estas provincias, municipios, diócesis, distritos y de Alemania, que ya hemos especificado, no se vean privados de los beneficios del Santo Oficio a ellos asignado, por el tenor de estos presentes, y en virtud de Nuestra autoridad Apostólica, decretamos y mandamos que los mencionados Inquisidores tengan poderes para proceder a la corrección, encarcelamiento y castigo justos de cualesquiera personas, sin impedimento ni obstáculo algunos, en todas las maneras, como si las provincias, municipios, diócesis, distritos, territorios, e inclusive las personas y sus delitos, hubiesen sido específicamente nombrados y particularmente designados en Nuestras cartas. Más aun, decimos, y para mayor seguridad extendemos estas cartas de delegación de esta autoridad, de modo que alcancen a las aludidas provincias, municipios, diócesis, distritos y territorios, personas y delitos ahora referidos, y otorgamos permiso a los antedichos Inquisidores, a cada uno de ellos por separado o a ambos, así como también a Nuestro amado hijo Juan Gremper, cura de la diócesis de Constanza, Maestro en Artes, como su notario, o a cualquier otro notario público que estuviere junto a ellos, o junto a uno de ellas, temporariamente delegado en las provincias, municipios, diócesis, distritos y aludidos territorios, para proceder, en consonancia con las reglas de la Inquisición, contra cualesquiera personas, sin distinción de rango ni estado patrimonial, y para corregir, multar, encarcelar y castigar según lo merezcan sus delitos, a quienes hubieren sido hallados culpables, adaptándose la pena al grado del delito. Más aun, decimos que disfrutarán de la plena y total facultad de exponer y predicar la palabra de Dios a los fieles, tan a menudo como la oportunidad se presentare y a ellos les pareciere adecuada, en todas y cada una de las iglesias parroquiales de dichas provincias, y podrán celebrar libre y legalmente cualesquiera ritos o realizar cualesquiera actos que parecieren aconsejables en los casos mencionados. Por Nuestra suprema Autoridad, les garantizamos nuevamente facultades plenas y totales. Al mismo tiempo, y por Cartas Apostólicas, solicitamos a Nuestro venerable Hermano el Obispo de Estrasburgo que por sí mismo anuncie, o por medio de otros haga anunciar, el contenido de Nuestra Bula, que publicará con solemnidad cuando y siempre lo considere necesario, o cuando ambos Inquisidores o uno de ellos le pidan que lo haga. También procurará que en obediencia a Nuestro mandato no se los moleste ni obstaculice por autoridad ninguna, sino que amenazará a todos los que intenten molestar o atemorizar a los Inquisidores, a todos los que se les opongan, a esos los rebeldes, cualesquiera fuere su rango, fortuna, posición, preeminencia, dignidad o condición, o cualesquiera sean los privilegios de exención que puedan reclamar, con la excomunión, la suspensión, la
interdicción y penalidades, censuras y castigos aún más terribles, como a él le pluguiere, y sin derecho alguno a apelación, y que según su deseo puede por Nuestra autoridad acentuar y renovar estas penalidades , tan a menudo como lo encontrare conveniente, y llamar en su ayuda, si así lo deseare, al brazo Secular.

Non obstantibus...

Que ningún hombre, por lo tanto.
Pero si alguno se atreviere a hacen tal cosa, Dios no lo quiera, hacedle saber que sobre él caerá la ira de Dios todopoderoso, y de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.

Dado en Roma, en San Pedro, el 9 de diciembre del Año de la Encarnación de Nuestro Señor un mil y cuatrocientos y cuarenta y ocho, en el primer Año de Nuestro pontificado.

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De pie, en el patio del castillo, un acusado de Brujería espera el veredicto. Las campanas repican con un tañido lúgubre.
"¿Son ciertas las acusaciones?", pregunta el alcalde al reo.
Con un casi inaudible "Sí", éste corrobora lo que le han obligado a confesar. Sabe que si se desdice volverá a la cárcel y le someterán a nuevas torturas.
El cura pronuncia un sermón sobre la bondad de Dios y la férrea determinación que deben tener los fieles contra las Artes Demoníacas.
Después, el escribano lee la sentencia y entrega el preso al verdugo. Todo el pueblo está presente, niños incluidos.
Tras la ejecución, los notables se dirigen al comedor del castillo para el banquete costeado con los bienes de la víctima.

¡Vaya con los suizos! Así, en la horca o en el fuego purificador de la hoguera, acababa con sus Brujos y Brujas la ciudad helvética de Neuchâtel. (...)

MUY INTERESANTE, número 357

¡A la hoguera con ellas!

¿Sugerencias?

Queridos Buscadores de Secretos...
BIENVENIDOS A DARK-BIBLE!

Mucho tiempo he buscado un montón de libros, secretos al fin y al cabo, otra manera de entender esta realidad... Al final, después de muchísimos libros leídos, otros estudiados más o menos a fondo, creo que empecé a vislumbrar la luz al final del túnel... O más al contrario, la Oscuridad que estaba buscando y que aclararía muchas de mis ideas.

¿Tenéis sugerencias? Por favor, ponte en contacto conmigo desde aquí mismo y pídeme lo que andes buscando...